Nunca. Jamás se te ocurra dejar de correr. Que no pase por tu cabeza la idea de detenerte. Ni un sólo momento. Que no se te cruce ni por asomo la palabra rendición. Es fundamental que no dudes. Si no lo has hecho nunca, menos ahora. Si cabe, ahora es cuando tienes que correr con más fuerza que nunca. Con más ilusión de lo que nunca lo habías hecho antes en tu vida.
Porque si dejas de correr habrá vencido el miedo. El pánico que unos indeseables sembraron ayer en la mítica maratón de Boston, a la que acuden miles de corredores populares de todo el mundo. Unos indeseables que acabaron con la vida de un niño de ocho años que iba a abrazar a su padre tras el titánico esfuerzo de los 42 kilómetros. Unos indeseables que osaron atacar algo tan sagrado como es el Deporte, símbolo de unión de culturas y de paz en cualquier lugar del planeta. El Deporte es un resguardo de los odios y rencores que vivimos. Atacarlo de forma tan cruel es vomitivo.
Por eso no puedes dejar de correr. Porque correr es una experiencia maravillosa que practican millones de personas en todos los rincones del mundo. Porque desde ayer hay un motivo más que unir a la diversa lista que cada uno tiene a la hora de practicar esta saludable actividad. Vencer al miedo. Homenajear a los héroes de Boston pasa a engrosar esa lista de motivos.
No te pares. En tu ciudad, en tu pueblo, en tu parque, en tu polideportivo, en tu playa, en tu montaña, si estás pasando una recuperación. Da igual tu situación. Lo importante es que sigas dando lo mejor de ti en cada zancada, en cada tirada. Sigue corriendo. Sigue disfrutando. Porque correr es un sueño que nadie le va a quitar a ningún runner. Y menos, unos indeseables sin escrúpulos.
Nunca. Jamás dejes de correr. Correr se parece a la vida y si ante la dificultad uno se debe crecer, todos los runners deben crecerse en este momento. Levantarse, calzarse las zapatillas y salir a comerte el mundo. Y decir que no. Que nadie impedirá que sigamos siendo felices y disfrutando.