miércoles, 27 de julio de 2022

La salud mental de los opositores


Este texto está escrito desde la necesidad emocional de expresar un malestar. Y aspira a que en él se sientan representados todos los opositores que fueron, somos o serán. 

Se cumple un año desde que salió la convocatoria de las oposiciones. Y aún no tenemos ni fecha. Confesaré lo ingenuo que me he sentido por haberme creído lo que se decía en las bases: plazo máximo de ocho meses para la realización del ejercicio. Me he preguntado muchas veces qué validez tienen las bases de unas oposiciones y he sentido impotencia, rabia e indefensión por no poder hacer nada al respecto.

A mí este año me ha pasado factura. He renunciado a muchas cosas. Y cada vez que me atrevía a disfrutar, enseguida el yo interior: "¿qué haces aquí y no estudiando?" También pasa factura la falta de comprensión con la que a veces te encuentras. Y esa incertidumbre agotadora de no saber cuándo será el examen. Todo esto provoca daño mental. Y acudir a una psicóloga ha sido mi mejor decisión en este tiempo.

La dilación sine die de procesos selectivos es frecuente en la Administración Pública. Con ello se juega con algo tan sagrado como es la salud mental. Por no hablar de que no todos tienen el necesario colchón económico para estudiar indefinidamente. O la dificultad de conciliar los cuidados o el simple ocio con el estudio. La igualdad, también aquí.

El Gobierno debería garantizar un tiempo mínimo de ejecución de estos procesos. La sensación es que las personas no importamos. Hace poco Yolanda Díaz habló de ternura. Algunos se sorprendieron. Yo les digo: ojalá más ternura y más empatía con aquellos que dedicamos nuestro tiempo a intentar ocupar un puesto en lo público.

Todo esto lo digo siendo interino. Podría pensarse que salgo beneficiado del retraso. Entiendo el argumento, y lo agradezco al que me lo hace ver así. Pero yo llevo un año sufriendo mentalmente. Cuando llevas tres años en un paraíso, la posibilidad de perderlo paraliza.

Ahora sólo quiero disfrutar del azul del verano y de Nico, un peque de un año que ha sido mi faro en este tiempo.