viernes, 21 de julio de 2023

El derecho a tu oportunidad se llama Sumar

 

En el acto de Matadero lanzando Sumar, hablando con Yolanda Díaz
En el lanzamiento de Sumar en Matadero, hablando con Yolanda Díaz

Hacía mucho que no escribía en este espacio. Pero creo que lo recupero por un buen motivo. Este domingo se celebran unas elecciones generales fundamentales para el futuro de nuestro país. Mis amigos, mis familiares, mis compañeros de trabajo llevan dos semanas viéndome pedir el voto en redes sociales para Sumar. Hoy quiero dirigirme a ti, al que no conozco ni sé cómo piensas pero sí puedo imaginar tus miedos y tus incertidumbres, que son los de gran parte de la sociedad.

Me presento, me llamo Guillermo, tengo 38 años, soy de Madrid y actualmente estoy trabajando aunque dentro de poco estaré en el paro tras casi cinco años de estabilidad laboral. Tengo una mujer maravillosa de Cataluña, y un hijo, Nico, de dos años, y otro en camino, Marc. Casi siempre he votado izquierda. En mi familia me han enseñado siempre a preocuparme por los demás. Siempre he tenido mucha conciencia social y mucho interés por la política. Recuerdo estar preocupado de adolescente porque Le Pen había pasado a la segunda vuelta de las elecciones francesas...

Hace un año fui al acto de Matadero, en el que Yolanda Díaz lanzó Sumar. Y salí de allí entusiasmado. A Yolanda no la conocía. Fui haciéndolo conforme iba logrando medidas importantes en el Ministerio de Trabajo. Sus luchas por subir el SMI, sus esfuerzos de diálogo para la reforma laboral con empresarios y sindicatos. Su lucha por proteger a los riders. Las históricas cifras de paro que ha conseguido. También me gustaba mucho esa faceta suya del diálogo. Su calma permanente pero con la firmeza necesaria siempre. Su afán por cuidar la coalición en todo momento.

Cuando el gobierno de Zapatero aprobó el matrimonio homosexual me sentí orgulloso de mi país por ser pionero en el avance de derechos sociales. Ahora quiero sentirme orgulloso de que España sea pionera en políticas de empleo como la reducción progresiva de la jornada hasta las 32 horas. Por promover una brillante Ley de Usos del Tiempo que hará que el trabajo se adapte a la vida y no la vida al trabajo. Por afrontar el tema de la vivienda como lo que es, un derecho, y no un mercadeo. Porque la emergencia climática ha entrado en fase de aceleración y Sumar tiene el programa más ambicioso contra el cambio climático. Es un momento determinante de nuestra Historia, hay que ser conscientes. Nos jugamos consolidar derechos y avanzar en otros nuevos. Y creo que Sumar es la herramienta necesaria para esas transformaciones que garanticen una vida mejor para todos los ciudadanos de nuestro país.

A la hora de votar pienso en el bienestar de todos a mi alrededor. Pienso en mi mujer, en mi hijo, en mis padres, en los hijos de los demás, en mi hermana, en mis amigas, en amigos que no tienen situaciones laborales fáciles. Para todos ellos quiero un país que defienda los derechos de las mujeres y un país habitable para las futuras generaciones. No nos podemos permitir dejar el país de personas que niegan realidades como el asesinato de mujeres y un cambio climático que pone en peligro nuestra supervivencia. Un país en el que la salud mental sea una prioridad y las condiciones socioeconómicas sean lo suficientemente dignas como para reducir los niveles de ansiedad y depresión.

Soy siempre de apelar más a lo emotivo. Pero si tú eres una persona racional que pide datos, sabrás seguro que Yolanda Díaz es la experta en datos de nuestro país. Su frase "te voy a dar un dato" le acompaña siempre y ha dejado por el camino muchas víctimas. Díaz es seria, es rigurosa y es agotadora porque siempre maneja evidencias en su discurso. Y sus hechos hablan por sí solos: entre ellos, la subida del SMI desde los 735 hasta los 1080 euros en tan sólo cuatro años.

Pero si vamos a lo emotivo, te diré una cosa: todos nos merecemos una oportunidad en la vida. Tú también te la mereces. El derecho a tener tu oportunidad existe. El derecho a ganar tu futuro existe. Este domingo es especial porque es el día de tu oportunidad. Yolanda Díaz hablaba en una entrevista de recobrar el derecho a ser felices. Este domingo tienes tu oportunidad para recuperar el derecho a ser feliz. Tienes tu oportunidad para vivir mejor. Tu oportunidad se llama Sumar y está en la papeleta. 

"No podemos cambiar nada si nos roban la esperanza y la capacidad de soñar. Si nos roban la capacidad de soñar, de imaginar, es que realmente nos han robado lo más valioso que tenemos como seres humanos". Yolanda dijo esto en una entrevista. Por eso yo hoy te pido que no te dejes robar los sueños que tienes para un país en positivo. Que no pierdas la esperanza en vivir mejor. Te digo algo y te pido toda tu atención: hay muchos sueños por lograr, y van de la mano de Sumar.

miércoles, 27 de julio de 2022

La salud mental de los opositores


Este texto está escrito desde la necesidad emocional de expresar un malestar. Y aspira a que en él se sientan representados todos los opositores que fueron, somos o serán. 

Se cumple un año desde que salió la convocatoria de las oposiciones. Y aún no tenemos ni fecha. Confesaré lo ingenuo que me he sentido por haberme creído lo que se decía en las bases: plazo máximo de ocho meses para la realización del ejercicio. Me he preguntado muchas veces qué validez tienen las bases de unas oposiciones y he sentido impotencia, rabia e indefensión por no poder hacer nada al respecto.

A mí este año me ha pasado factura. He renunciado a muchas cosas. Y cada vez que me atrevía a disfrutar, enseguida el yo interior: "¿qué haces aquí y no estudiando?" También pasa factura la falta de comprensión con la que a veces te encuentras. Y esa incertidumbre agotadora de no saber cuándo será el examen. Todo esto provoca daño mental. Y acudir a una psicóloga ha sido mi mejor decisión en este tiempo.

La dilación sine die de procesos selectivos es frecuente en la Administración Pública. Con ello se juega con algo tan sagrado como es la salud mental. Por no hablar de que no todos tienen el necesario colchón económico para estudiar indefinidamente. O la dificultad de conciliar los cuidados o el simple ocio con el estudio. La igualdad, también aquí.

El Gobierno debería garantizar un tiempo mínimo de ejecución de estos procesos. La sensación es que las personas no importamos. Hace poco Yolanda Díaz habló de ternura. Algunos se sorprendieron. Yo les digo: ojalá más ternura y más empatía con aquellos que dedicamos nuestro tiempo a intentar ocupar un puesto en lo público.

Todo esto lo digo siendo interino. Podría pensarse que salgo beneficiado del retraso. Entiendo el argumento, y lo agradezco al que me lo hace ver así. Pero yo llevo un año sufriendo mentalmente. Cuando llevas tres años en un paraíso, la posibilidad de perderlo paraliza.

Ahora sólo quiero disfrutar del azul del verano y de Nico, un peque de un año que ha sido mi faro en este tiempo.

martes, 6 de julio de 2021

Tres meses de Nico

Nico nació un 6 de abril en La Paz


Hola Nico, te escribo cuando cuando llevas ya tres meses con nosotros. Lo primero de todo, queremos darte las gracias por habérnoslo puesto todo tan fácil siendo tan bueno. Gracias por estos tres meses de una felicidad máxima. Llegaste sin muchas ganas, porque parecía que no querías salir. El parto iba bien y se complicó un poco. Se llevaron a tu madre al quirófano y me dijeron que yo no podía entrar. Pero si tu padre consiguió entrar a un concierto de Bruce Springsteen (un día te lo cuento) no iba a quedarse sin entrar a ver cómo nacía su primer hijo, así que sí, me acabaron dejando pasar y no te imaginas la emoción que sentimos cuando te escuchamos llorar y supimos que ya estabas ahí. Y ni te cuento qué feliz fui esos diez minutos que te pusieron conmigo hasta que ya pudiste ir con tu mami. En La Paz estuvimos dos días y nos cuidaron como si fuésemos su familia en todo momento. Nos ayudaron mucho a cuidarte a ti en esas primeras horas tan nerviosas que fueron menos nerviosas gracias a la atención y cariño de todas las enfermeras.

Tres meses de no poder parar de mirarte. Tres meses de un amor desconocido por nosotros. Tres meses también de sufrir, yo más que tu madre. No me gusta que la gente se atragante, y menos que lo hagas tú. O cuando lloras de esa manera que parece que te vayas a quedar sin respiración, aunque sea algo que no hagas a menudo. Tres meses de momentos muy bonitos, de conocer a tus abus y a tus avis, de conocer a tu tía y a tu tío. Pero me hizo una ilusión especial el día que conociste a tu siempre alegre bisabuela Carmen. Y me acordé mucho de tu bisabuela Loli, que desde algún lado te estará llamando "currillo", y tu bisabuelo Paco.

Nos estamos esforzando por hacerlo lo mejor posible y creemos que vamos por el buen camino. Tu madre lleva la voz cantante, y menos mal, Nico, porque piensa en cada detalle y yo soy un poco desastre aunque estoy mejorando gracias a ti.

Te queremos mucho y trataremos de hacerte feliz siempre. También nos gustaría enseñarte algunas cosas. Por ejemplo, a no ser nunca egoísta, que tengas claro que perteneces a una comunidad, y que muchas veces vas a necesitar a los demás y muchas otras los demás te van a necesitar a ti. Hay que ayudar a los demás, especialmente si son débiles. Y nunca odiar, nunca odiar, porque ni odiar ni ser egoísta es de buenas personas.

Te queremos mucho, Nico. Gracias por cada momento. Especialmente, por los que sonríes, porque nos morimos cada vez que lo haces, y encima lo haces mucho, así que nos morimos muchas veces al día. Es una pasada tenerte a nuestro lado. Gracias.


miércoles, 31 de marzo de 2021

Dice mi abuela que os quitéis las amarguras

Oli y yo con mi abuela sentados en un banco en Madrid


No se me dan bien las incertidumbres, más bien las gestiono muy mal, o ni las gestiono. Pero hay incertidumbres a las que recibes con los brazos abiertos, por la ilusión que traen consigo. El inminente nacimiento de Nico es la incertidumbre más bonita que he tenido en mi vida.

El lunes, martes y miércoles de semana santa son como cuando tienes que comerte algo así no sé como un primer plato de verduras para luego ya poder comerte un rico filete con patatas. O como cuando el domingo por la mañana tienes que limpiar la casa para ya poder tirarte en el sofá todo el día a ver series o irte a tomar unas cervezas a La Latina.

Pocas actividades de "mayores" me hacen sentir tan mayor como la de ir a hacer la compra los sábados por la mañana. Encima la visita al Mercadona del último sábado fue una calamidad. Por ejemplo, me tocó dejar la compra en una caja que quedaba a mi derecha. La única caja que quedaba a mi derecha. En las otras siete cajas tú dejas los productos a tu izquierda. En esta no, y se me hacía rarísimo el movimiento de dejar las cosas a mi derecha y no a mi izquierda. Después, por un problema en el cobro de un descuento, nos pidieron volver a sacar todo del carrito y volver a ponerlo en la caja. Y cuando hubo que meterlo otra vez en el carrito el dependiente nos dijo que él se ocupaba de hacerlo, que no nos preocupásemos. Miré a Oli, porque sabía lo que estaba a punto de ocurrir. Oli, muy amablemente, le dijo que no se preocupase él, que ya lo metía ella todo. Oli no me deja nunca a mí meter la compra en el carrito porque dice que ella la organiza muy bien, a lo Tetris. Y cuando el pobre chico amagó con meter él las cosas ahí dentro, no pude evitar pensar: "vas tú listo si te piensas que Oli te va a dejar".

El momento de tensión en el autobús cuando por los altavoces suena el mensaje de "recuerden la obligación de llevar mascarilla". No suelen ponerlo y, cuando lo ponen, se da el curioso fenómeno de que todos empezamos a mirar a todos buscando al culpable. Confieso que un día, asustado, me llevé la mano a la cara pensando que me la había bajado y no me había acordado de volver a subírmela. A mí lo que me gustaría es que el mensaje fuese un mensaje acusatorio en condiciones, un escarnio público y absoluto de la persona que no la lleva bien puesta, un señalamiento sin piedad de ningún tipo.

Hablando de mascarillas, en mi portal vive Oriana, habitual de realitys de Tele5. La tía va siempre sin mascarilla y juntándose con gente sin mascarilla. Me la crucé el otro día al volver a casa y no pude evitar soltar un: "la mascarillaaaaaaaa". Creo que le sentó como un tiro porque puso una cara de cabreo que no os podéis imaginar. Pero lo a gusto que me quedé, eso no lo puedo contar con palabras.

"Yo ficciono con los taxistas". La antológica frase es de Oli. Viene de que el otro día cogimos un taxi que iba con la COPE y hablaban del monotema Rociíto. Oli soltó un "¡qué pesados!" que a mí me pareció peligrosísimo, como cuando los héroes de la aventura tienen que conseguir pasar por un sitio en el que hay un monstruo dormido. Y no me equivoqué. El taxista entró al trapo y empezó a despotricar contra Irene Montero por haber participado en Sálvame y yo decidí desconectar con toda la intención. Lo que pensé en ese momento mientras miraba por la ventana era "todo enterito para ti, amiga, tú has despertado al monstruo, tú lidias con él". Lo que pasa es que Oli se lo pasa bien con los taxistas la tía, a este le iba respondiendo frases ambiguas sin ton ni son que le servían para participar en la conversación sin dar ni quitar la razón.

Hay días en los que ojalá poder ponerse un letrero como el de esos autobuses que pone "SIN SERVICIO". Que la gente sepa que, por mucho aspaviento que te hagan, no te vas a parar en ninguna parada.

Fuimos a ver a mi abuela y nos lo pasamos genial. Está en residencia y vacunada. Hace meses que no iba y quería ir a verla antes de que naciese Nico. Ella va a ser bisabuela y le hace muy feliz. Se puso a decirle cosas muy bonitas a Nico. Nos fuimos a pasear por la zona y acabamos sentados en un banco hablando un poco de todo. Dijo una frase que me gustó mucho, que "en la vida hay que quitarse las amarguras", y que una persona como mi abuela (que las ha tenido y muy dolorosas) diga eso a mí me parece una lección de vida que trato como puedo de aplicar. Luego ya le pedí contar uno de sus grandes hits, porque cada vez que lo cuenta yo me río a carcajadas. La historia de su tía Concha, que un día estando en el campo con una amiga, se quedó sola porque su amiga salió corriendo hacia otro lado y ella se quedó sola delante de un toro que, según aseguraba, le contó que era de Jerez.

Mi amigo Ronald me mandó un audio que yo calificaría así como el audio más cariñoso en la historia de los audios. Ronald es de Perú y pasó un año aquí en Madrid. Hicimos juntos el master de RNE y nos lo pasamos como dos niños pequeños. Nos llamaban Zipi y Zape. Nos íbamos juntos de fiesta y nos lo pasábamos en grande. El día que se volvió para Perú fue un drama, qué lloros, madre de dios. Y durante meses si alguien decía "Ronald" a mí se me ponían los ojos rojos. Y creo que me sigue pasando.

Ronald siempre me decía, medio en broma, medio en serio, que es como dicen las verdades los buenos amigos, que me hacía falta una novia. Lo recuerdo como si fuese ayer, al acabar tantas noches de fiesta volvía con la cantinela: "Guille tío, a ti lo que te hace falta es una novia". Esto era 2008. No fue hasta 2012 que empecé con Oli, así que pasé unos cuatro años más un poco perdido.

Tres personas me hicieron saber que no se llaman guarderías sino escuelas infantiles. Y descubro que odian que les digan que "guardan niños". Y ya por curiosidad me dio por mirar el significado de "guardar" en la RAE y oye, el significado es bonito, porque dice "tener cuidado de algo o alguien, vigilarlo y defenderlo". Es lo que yo hago con los cuadros del museo, por ejemplo, y me encanta. No veo tan negativo "guardar" a bebés.

En el telediario sacan un reportaje sobre encuentros silenciosos en Barcelona. Un grupo de pirados que se reúne en la Barceloneta y escucha música con cascos mientras bailan de forma muy peculiar. "Siento que no hay juicio", dice una de las asistentes. Porque lo has perdido, hija mía.

Y hablando de gente así un poco chiflada, el lunes, en el Museo. Estaba en la entrada de las exposiciones y veo que un señor se me queda mirando a unos cuantos metros de mí. De repente, empezó a saltar y se acercó hacia mí dando saltos de caballo. Os prometo que mi desconcierto fue tal que no pude ni reírme. Más señores así, por favor.