martes, 22 de noviembre de 2016

Mis cinco canciones favoritas



Por si no lo sabéis, hoy es el Día de la Música. Por ese motivo, he querido publicar una lista de mis cinco canciones preferidas. Soy muy dado a hacer listas de cinco sobre cualquier cosa, sobre todo desde que leí la novela Alta fidelidad, de Nick Hornby, uno de mis libros preferidos. Cuesta mucho elegir cinco "de-lo-que-sea" y dejar fuera a otros tantos "de-lo-que-sea". Es un auténtico sacrificio. Y si hablamos de algo tan personal como pueden ser las canciones de la vida de uno, ni os digo. Hay algunas que te acompañan en distintos momentos de la vida, otras que permanecen ahí, eternas. Solamente tú sabes el significado que tienen para ti. Serían muchas más, pero al final me he quedado con estas cinco. Espero vuestros "top five" también.

1- Rock & Roll Star, de Loquillo.

Porque sí. Porque es escuchar la guitarra eléctrica con la que arranca y ya tengo toda la piel de gallina. Me gusta por la historia que cuenta, el sueño de un chaval que le cuenta a todo el mundo que va a ser una rock and roll star. Y vaya si lo consiguió. Habla de sus miedos y de sus anhelos. Me gusta porque tiene dos frases que me parecen brillantes. Una es "debo ser algo payaso pero eso me hace feliz". No puedo sentirme más identificado, la verdad. La otra es "también me emborracho y lloro cuando tengo depresión", viniendo a decir que es una persona como otra cualquiera. La naturalidad con la que afirma esos sentimientos tan humanos me conquistó desde la primera vez que la escuché. Y la primera vez que la escuché también guarda relación con que sea mi canción preferida del mundo mundial. Mi padre me grabó una cinta por las dos caras de canciones de sus discos de vinilo y cd´s. Y la primera canción de la cinta era esta. Supongo que en algún momento de mi vida hubiera descubierto esta canción de otra forma. Pero no hubiera sido lo mismo, sospecho.



2- Bobby Jean, de Bruce Springsteen.

Porque habla de la que yo creo que es la amistad más pura. Habla del mejor amigo que todos teníamos cuando éramos más pequeños, adolescentes, y del que no volvimos a saber nunca nada. Del que, como dice la canción, "nos gustaba la misma música, nos gustaban las mismas bandas, nos gustaba la misma ropa" y del que "nunca nadie me va a entender de la manera que tú lo hacías". Habla de cómo le hubiera gustado poderse despedir de él. De cómo fue a su casa a intentar despedirse y su madre le dijo que Bob ya no vivía ahí, que se fue lejos. Durante la canción, le saluda, y le dice que, allá donde esté, "in some bus or train traveling along in some motel room", habrá una radio sonando y que, si suena la canción, la cante y sabrá que él está pensando en él. Y yo ya estoy llorando. Si es que me pasa cada vez que la escucho. Hace unos meses tuve la inmensa fortuna de que me dejasen acceder a un concierto de Bruce cuando ya estaba finalizando. Fue entrar, y de repente, sonaron los acordes de Bobby Jean. La canté como nunca la he cantado. Me emocionó como nunca me había emocionado. Fue algo extraordinario e irrepetible. Nunca lo podré olvidar, nunca.



3- Save tonight, de Eagle-Eye Cherry.

Me gusta porque habla de que "mañana me voy lejos", de que "todo lo que necesitamos es la luz de la vela, tú y yo, y una botella de vino, así que bebe conmigo y retrasemos nuestra miseria". Porque la letra es bonita. Porque te hace pensar en la importancia de disfrutar del ahora. Por su música. Porque desde que la escuché por primera vez, me enganchó. Porque me motiva, y me hace venirme muy arriba cada vez que la escucho. (Riki, qué tiempos en Calafell cuando sonaba esta canción en algún momento de la noche.)



4- Summer of 69, de Bryan Adams.

Porque que levante la mano ahora mismo el que no tenga un verano inolvidable. Porque que levante la mano el que no tenga un verano de su vida grabado a fuego en su memoria. Porque todos tenemos un verano en el que éramos "jóvenes e inquietos". Porque todos tenemos un verano que "parecía que iba a durar siempre". Un verano en el que, "si tuviésemos la elección, nos gustaría estar siempre". Un verano del que decimos que "aquellos fueron los mejores días de mi vida". Un verano en el que me dijiste que "duraría para siempre" y en el que, "cuando sostuviste mi mano, supe que era ahora o nunca". Gracias Bryan Adams, por plasmar tan bien ese verano al que a todos nos gustaría volver.



5- Y Nos Dieron Las Diez, de Sabina.

Porque si no la escuché 357.894 veces cuando era pequeño no la escuché nunca. Porque mis padres la ponían una y otra vez en casa. Podía haberla odiado, pero no fue así. Y les estaré siempre agradecido por haberla puesto tantas veces. Porque con el paso de los años la fui valorando. Porque con el paso de los años entendí la letra, a la que prestaba menos atención cuando era pequeño. Porque habla de mis historias de amor preferidas, la del chico que, con tan solo una noche, se enamora perdidamente de una chica un verano y acude al mismo pueblo al verano siguiente con toda su ilusión y se lleva el chasco de que la chica ni está, ni se la espera. Porque habla de "un pueblo con mar, una noche". Y ya con eso es suficiente. Porque habla de tomarse una copa en la barra de un bar, de enamorarse de "los ojos de gata" de la camarera. Porque describe muy bien la sensación del amor repentino que uno ha sentido de repente en alguna ocasión en mitad de la oscuridad de la noche, con una copa en la mano en un bar, tras estar hablando con una semidesconocida y tener que decirte a ti mismo "cuidado chaval, te estás enamorando" y pensar que no existe nada más en ese momento que la noche, tú, y ella.


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