jueves, 9 de febrero de 2017

El artículo que arrinconó a Francia

Caso Dreyfus-Alfred Dreyfus-Emile Zola-Francia-periodismo
Portada del diario L´Aurore del 13 de enero de 1898 con el famoso J´Accuse...!


Hoy quiero compartir con vosotros una historia que me enganchó profundamente desde que la escuché por primera vez en la Facultad de Periodismo. Se trata del artículo Yo acuso que escribió el escritor francés Émile Zola, en la portada del periódico L´Aurore y que cambió la historia de ese país. Todo ocurrió en el año 1898. En concreto, la publicación del histórico artículo fue el 13 de enero. Pero los acontecimientos que dieron lugar al artículo comenzaron cuatro años antes.

A finales de 1894, un capitán del ejército francés, Alfred Dreyfus, es acusado de alta traición. Se le considera el responsable de haber entregado unos documentos secretos a los alemanes. La investigación fue de carácter militar, del todo irregular, y basada en pruebas falsas. Lo tenía todo: origen judío, en una época en la que el antisemitismo estaba furiosamente extendido por el país, y de la región franco-alemana de Alsacia, cuyos habitantes eran frecuentemente sospechosos de simpatizar con Alemania. Se trataba del blanco perfecto. Daba comienzo así el que sería el mayor escándalo de la Historia de Francia: "El caso Dreyfus".

Se le condenó a cadena perpetua y fue desterrado a la colonia penal de la Isla del Diablo, en la Guayana francesa. La prensa, de manera unánime, se había alineado con el gobierno francés y todos ayudaron a crear un clima en la opinión pública muy en contra de Alfred Dreyfus. Casi nadie osaba poner en duda lo que entre unos y otros lograron establecer como un dogma: a pesar de que no salió a la luz ninguna de las pruebas que se decían que existían en su contra, Dreyfus era culpable y no había nada que revisar. Contra esa idea establecida en gran parte de la sociedad francesa lucharon algunos pocos. Entre ellos, la familia del condenado. Y, por supuesto, Zola.

En 1896, salen a la luz indicios que apuntan a un verdadero culpable: un comandante francés de origen húngaro, Esterhazy. Se observa la necesidad de revisar el juicio, lo que intentan evitar a toda costa grupos de extrema derecha y antisemitas. Al final, se celebra un nuevo juicio, que fue una parodia, y se absolvió a Esterhazy. Lo más sorprendente es que se vuelve a condenar al falso culpable en 1899. Lo ocurrido entre 1896 y 1898 provocó que se ampliase en gran número el círculo de los partidarios del capitán judío. Cada vez más gente veía la injusticia que se estaba cometiendo.

Esto provocó una profunda división, de la que Francia tardaría muchos años en recuperarse. Los sectores más conservadores y nacionalistas, con la colaboración unánime de la prensa, no querían ni contemplar la posibilidad de que Dreyfus no fuese el verdadero culpable. Se produjeron disturbios antisemitas en muchas ciudades del país. 

Y así llegamos al artículo Yo acuso de Zola. El escritor ya se había expresado a favor de Dreyfus, lo que le costó que el diario Le Figaro, para el que solía colaborar, le cerrase sus puertas. Mantenía que "la verdad está en marcha y nada la va a parar". Y así fue. Tras el escándalo de la absolución de Esterhazy, Émile Zola explotó. Lo hizo en el diario L´Aurore, con un artículo que se convirtió en Historia del Periodismo, el J´Accuse...! Se trataba de una carta abierta al presidente francés, Félix Faure.

En ella, Zola denunciaba toda la trama antisemita que acompañaba al proceso desde sus inicios, detallaba todas las falsedades que se habían dicho en el juicio, daba nombres de altas personalidades implicadas en el complot, como el Ministro de Guerra. Era la primera vez que alguien reunía todos los datos existentes sobre el caso y se atrevía a ponerlos en portada de un diario. Diario, L´Aurore, por cierto, que solía vender treinta mil copias y ese día editó trescientas mil copias.

Fue una auténtica bomba, un misil directo al sistema. Provocó un terremoto de colosales dimensiones en todos los estamentos de Francia. Nadie quedó indiferente a esas cuatro mil quinientas palabras con las que Zola había conseguido poner patas arriba al país. Por supuesto, la ira de los sectores conservadores más recalcitrantes le costó amenazas de muerte por osar poner en duda la verdad oficial y poner de esa manera, a su entender, en peligro al país. Fue enjuiciado y condenado. Pero se escapó a Reino Unido, aunque regresaría a su país natal poco tiempo después. Su destierro forzoso provocó numerosas adhesiones a su causa. El caso Dreyfus cruzó las fronteras y en toda Europa se contemplaba como un escándalo mayúsculo.

En el año 1906, un tribunal anula el juicio de 1899, y decide rehabilitar al capitán Dreyfus. Se trataba de una decisión inédita y única en la historia del derecho francés, aunque no sería hasta 1930 cuando su inocencia quedó definitivamente probada. El presidente Chirac envió una carta, casi cien años después, a los descendientes de Émile Zola y Alfred Dreyfus en la que aseguraba que el caso Dreyfus era "una mancha oscura, un colosal error judicial y una vergonzosa complicidad del Estado". 

Me fascina esta historia porque demuestra el poder que puede tener el buen periodismo. El que se atreve a denunciar. El que no se queda callado. El que busca y acaba encontrando. El que corre riesgos. El que se atreve a dudar. El valiente. El que se hace preguntas. El que no tiene miedo a los poderosos. El independiente. El que está dispuesto a perderlo todo por contar la Verdad. El que discrepa del discurso oficial si es necesario. El que está decidido a cumplir la frase de Émile Zola: "la verdad está en marcha y nada va a pararla". Hacen falta muchos Zolas, muchísimos, hoy en día, aquí en España y en todo el mundo.

Un último detalle que he dejado para el final. Zola murió en su casa el 29 de septiembre de 1902, por lo que no pudo asistir a la rehabilitación del que tanto ayudó, el capitán Alfred Dreyffus. La versión oficial es que murió asfixiado por monóxido de carbono de la chimenea. Así lo aseguraba el parte oficial de la policía. Pero se considera bastante probable que muriera asesinado por alguien que tapó la estufa. Ya uno de sus abogados sufrió un intento de asesinato. No suele salir gratis denunciar al establishment. Ni en aquellos tiempos, ni ahora. Ni creo que nunca.

Espero que os haya gustado. Si queréis, podéis participar dejando algún comentario. Podéis contar algún ejemplo de periodismo histórico que os marcase, que por algún motivo fuese importante para vosotros, o que significase un antes y un después en algún escándalo. Gracias a todos, por leer, por compartir, y por participar.






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