jueves, 9 de marzo de 2017

Puta UEFA


Histórica victoria del Barcelona contra el Paris Saint Germain

Al finalizar el partido del Barcelona contra el PSG, un amigo mío dictó sentencia: “Puta UEFA”. Acabábamos de asistir a una epopeya del deporte y mi amigo lo resumía todo en un robo del árbitro y de la UEFA. De nada valía que los culés hubiesen marcado seis goles en toda una eliminatoria de la mejor competición del mundo. De nada servía tampoco que esos seis goles se los hubiesen marcado a un equipazo como es el PSG. Nada. Todo era responsabilidad del árbitro que era cómplice de una oscura conspiración de la UEFA. Todo muy culé, si se piensa. Igual que muy del Madrid la victoria de ayer del Barcelona.

Me gusta el deporte cuando alcanza lo imposible. Creo que muchos partidos de fútbol contienen la mejor de las novelas. Los mejores giros de guión se han visto en multitud de ocasiones en un césped. Sí, es fútbol, pero ahí está la vida misma, háganme caso. La fe en la victoria del que lo tiene todo perdido. La chica que se va con el otro cuando el público ya la veía feliz y comiendo perdices con el inesperado perdedor. Insisto, la vida está en el césped. Sobre todo, en noches como la de ayer en Barcelona. Nadie podía esperarse lo que ocurrió, porque nadie puede imaginarse nunca que suceda lo imposible.

Lo que vimos ayer fue Historia del Deporte. A ningún madridista le hace gracia que gane el Barça, porque es su máximo rival. Es ley de vida. Pero aquí viene una lección importante, para el deporte y para la vida en general: no pasa nada por concederle mérito a tu rival. De verdad. No duele. No te vas a morir. No vas a coger ninguna enfermedad. Se le aplaude y se le desea que se cruce contigo para ganarle tú en la siguiente ronda. Y ya está. El deporte debería ser eso y muchos se han empeñado en emponzoñarlo y convertirlo en motivo de discordia permanente. Reconocerle algún mérito al rival está tipificado como delito.


Volviendo a mi amigo. El del sesudo análisis. Sobra decir que es madridista. Nada dijo cuando el Madrid empató en el 93’ en Lisboa, o cuando Ramos marcó un gol ilegal en la final de Milán contra el Atleti también. Ni él ni ninguno de los que son como él dicen ni dirán nada nunca de las tropelías que cometan los árbitros a favor de su equipo. Y vaya por delante una cosa: me parece igual de grandioso que el Madrid gane siempre al final que lo haga el Barcelona o el Sestao. En esta vida soy muy del personaje que nunca deja de creer, aunque no pueda ni ver a ese personaje.

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