jueves, 3 de septiembre de 2020

El verano feliz es un verano sencillo

Las Perseidas son un clásico del verano que nunca me pierdo


En un momento dado de su novela "Suave es la noche", Scott Fitzgerald afirma "los placeres más sencillos, en los lugares más sencillos". Creo que es la frase que resume mi verano. Sin grandes viajes, en el lugar de todos los veranos, con la familia y los amigos de toda la vida. No contaba para nada con tener un verano tan feliz como el que he tenido. Cuando piensas que no vas a poder hacer nada y te encuentras con que sí que puedes hacer, aunque sea lo mínimo, lo celebras por todo lo alto.

A mí me parece que el verano hay que vivirlo así, como una celebración por todo lo alto. Desde que empieza hasta que acaba. Si no es así, no es verano. Lo que entiendo yo por celebración es todo. Creo que el verano ofrece la oportunidad de hacer cosas que en ninguna otra época se pueden hacer y por eso, cuando la vida te pone por delante ofertas así, hay que aceptarlas sin rechistar. Por eso celebro dándome interminables baños en la playa, saliendo a cenar algo por ahí, tomando las cervezas que sean, disfrutando de un gintonic en una terraza. Porque es verano, porque estoy de vacaciones, y en septiembre ya no podré hacer todo esto. El verano es desinhibición, siempre. Y conviene ser consciente de ello, porque habrá personas que pasen por el verano como pasan por el invierno. Y no se puede ir así por la vida, sin celebrar las alegrías y sin llorar las penas.

Estuvimos viendo las Perseidas dos noches. Yo creo que a la vida hay que ponerle la atención que se le pone a una lluvia de estrellas. O intentarlo, al menos. En una lluvia de estrellas fijas tu mirada en un punto pero de reojo estás también atento para no perderte nada. Las estrellas fugaces son imprevisibles y pueden cruzarse delante de ti por cualquier lado. Un poco así debe ir uno por la vida. Atento en todo momento para no perderse nada: desde una buena conversación a una página de un libro pasando por un simple cruce de semáforo. Ver una estrella fugaz es algo excepcional. La vida tiene también destellos que conviene no perderse.

Lo de escuchar conversaciones ajenas está empezando a ser algo enfermizo. Lo que más me gusta es cuando escucho a alguien decir una verdad universal de esas de las que mi padre diría "se sabe". Este verano, tomando algo una noche con Oli en Platja D´Aro, había dos niños jugando  al fútbol en la playa. Y uno le dijo al otro: "no hay fueras, el campo es toda la playa". Poco me faltó para dejar el gintonic en la mesa, levantarme y aplaudir al niño. Porque si has jugado al fútbol en la playa de pequeño, sabes que eso es una verdad universal en Platja D´Aro, y en Copacabana.

Ondas gravitacionales sin explicación

La NBA le declara la guerra a Trump, parece. Lo hace en su lucha contra el racismo como protesta contra los asesinatos de personas de raza negra a manos de la policía. Valiente la NBA y valientes sus deportistas. Otros pensarían que mejor no mojarse, que para qué te tienes que meter en líos, NBA. Que mejor no meterse en un asunto de tanta gravedad como es el racismo sistémico que parece existir en Estados Unidos. Que para qué luchar por la igualdad, hombre, déjate de tonterías, NBA, y juega al baloncesto.

No estoy aquí para hablar de quién me sigue en Twitter, salvo que me empiece a seguir alguien que me hace mucha ilusión. Esta semana me ha seguido el escritor gallego Juan Tallón. Leí su novela Rewind a principios de año y me encantó. He ido a varias presentaciones suyas y me he reído a carcajadas. Me cae muy bien, y cuando me ha firmado algún libro ha sido simpático siempre.

Los científicos han detectado una onda gravitacional que no debería existir. Es una noticia científica histórica. No sé si la habéis visto, pero a mí me tiene loco. Desde pequeño me fascina todo lo que tiene que ver con el universo. Soy de letras y por tanto no suelo entender mucho de lo que leo sobre el tema. Con esta noticia me ocurre lo mismo, que me fascina y leo todo lo que puedo sobre ella, pero entender, entiendo poco. Lo que me llama tanto la atención supongo que es el misterio que hay en ello, que los científicos detecten algo que no debería existir y que no sean capaces de explicarlo.

La otra tarde, al ir a trabajar, la máquina que nos mide la temperatura en el Museo me dijo que tenía una temperatura "anormal" de, ojo, 33.4. Durante la tarde fui en cada descanso a ver si seguía dándome lo mismo y sí, no había quién remontase eso. Se lo conté a Oli, que al rato me dijo que había buscado síntomas en internet y que decían que era "torpeza y falta de coordinación" por lo que me dijo que estuviese tranquilo, que debía estar siempre con esa temperatura. Confesaré que una o dos veces saludé a algún compañero con el que me cruzaba por los pasillos y que me quedaba muy atento a ver si se daban cuenta de que les había saludado y sobre todo, si me respondían. Nunca se sabe cuando te has convertido en un espectro y conviene saberlo me parece, porque así pasado el disgusto ya puedes empezar a hacer cosas de espectros.

Acabo ya con una recomendación. Os animo a los que estéis en Madrid a visitar una exposición muy especial. Es especial porque es de mis compañeros del Museo del Prado. Muchos de ellos son auténticos artistas y han hecho su propio homenaje a las obras que vigilan cada día. La exposición se llama "Ell@s nos cuidan, ell@s nos pintan". Os dejo todos los detalles aquí

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