lunes, 16 de marzo de 2020

El coronavirus y de lo que no me di cuenta

El centro de Madrid en los primeros días del coronavirus
Foto del jueves 12 de marzo, había coches pero ya poca gente...



Cuando todo esto empezó, hubo algo de lo que no me di cuenta. Siempre hay algo de lo que uno no se da cuenta en la vida, pero a veces lleva un tiempo identificar lo que es. El tiempo siempre nos da la perspectiva suficiente para identificarlo todo. Yo he tardado dos días encerrado en casa en hacerlo. He necesitado dos días para ser consciente de lo mucho que echo de menos a la gente importante en mi vida. Y de lo que la voy a echar a poco que esto se alargue.

De lo que no me di cuenta es de lo que iba a echar de menos a mis padres, sobre todo el no tener la libertad de irme a verlos cuando me apetezca. Echo de menos hablar con ellos de política y también que me recomienden todo tipo de series (a veces creo que se las inventan). De lo que no me di cuenta es de lo que iba a echar de menos no poder ir a desayunar y a reírme a mi hermana, como hacemos habitualmente. Y de lo que iba a echar de menos que mi sobrino "Trampas" me reciba con esos lametazos y esa emoción cada vez que me ve. No me di cuenta de lo que iba a echar de menos no poder ir a ver a mi abuela a la residencia, con lo que ella siempre me hace reír. También echo de menos a mis tíos Toño, Moni, Luis, Mariló, Félix y Menchu y a mis primos  Carlos, Marta, Lola, Toño, Carlota, Moni, Renzo, Malena y Darío y me acuerdo mucho de ellos. Echo de menos a la familia de Oli, a mis suegros Jordi y Lucía, a mis cuñados Roger y Gemma y a los sobris Quim y Jana, a mis "primos" Mónica y Jordi y a sus niños, a Adela, a Manel. Me acuerdo de todos y cada uno de ellos.

De lo que no me di cuenta es de lo que iba a echar de menos a mis grandes amigos Andrés, Luis, Ramón, Héctor y Víctor, con los que a veces soy un cretino y les digo que me aburro con sus planes. Pues ahora les echo de menos, por cretino, supongo. De lo que no me di cuenta es de lo que iba a echar de menos a otros buenos amigos: Álvaro, Nacho, Luis, Fer, Doc, Samu, siempre listos para tomarse una cerveza en cualquier momento pero con los que lo vas aplazando porque, si no es este finde, será el siguiente, hasta que no puedes salir de casa y no sabes cuando podrás disfrutar de esas risas. Me acuerdo también de mis amigas Tere y Anisi y de muchos otros compañeros de Periodismo. De lo que no me di cuenta es de lo que iba a echar de menos a mis compañeros de trabajo Fer, Moni, Cris, Ruth, Ali, y tantos otros a los cuales conozco de hace tan solo un año y que se han convertido en auténticos faros de mi vida.

De lo que no me di cuenta es de lo que iba a echar de menos a mis amigos de Barcelona Davot, Gil, Riki, Román, Cami, María, Silvia aunque nos veamos cada muy poco tiempo, pero ahora tengo unas ganas inmensas de coger un AVE y darles un abrazo. Echo de menos juntarme con Iván a hablar y programar historias. Echo de menos a mi hermano Ronald, de Perú, al que llevo diciéndole desde hace más de diez años que iré a visitarle y que me escribió ayer para preguntarme cómo estaba y cómo estaban las cosas por España, emocionándome sin que él lo supiese. Echo de menos y me acuerdo de muchísimas personas estos días. De Jagoba, de su madre y toda la cuadrilla de Sestao, en donde siempre me trataron de maravilla. De Itxaso y David, los que presenciaron como casi me despeñé en la roca de Bali. Me acuerdo también de los amigos de Oli de Manresa y de los amigos de Oli de Esade. Me acuerdo incluso de personas que por un motivo o por otro dejaron de formar parte de mi vida y si me leen me gustaría desearles de corazón que estén bien y que se cuiden. Supongo que uno se acuerda de aquellos que le hicieron bien, y todas estas personas y otras de las que puedo no haberme acordado me han hecho mucho bien en la vida.

Echo de menos salir a correr cada mañana por la pista de Canal. El momento de llegar a la pista y empezar a correr por ahí es uno de mis momentos preferidos de cada día. Echo de menos irme a trabajar y coger el 27 cada día. Echo de menos que Ferreras no hable simplemente de política. Echo de menos ayudar a los visitantes en el Museo y a la vez recordarles que no se pueden hacer fotos. Echo de menos salir de trabajar y disfrutar de la imagen de Cibeles con la calle Alcalá de fondo, llegar a casa y contarle a Oli las anécdotas de la tarde. Echo de menos no estar llenando de planes la agenda y que Oli me diga que todo no se puede hacer recordándome que los findes, por muy findes que sean, tienen las horas que tienen. Echo de menos salir a tomar unas cañas o ir al Proyecciones. Echo mucho de menos Madrid sin sus calles abarrotadas de gente. Echo de menos la normalidad, lo que siempre está y deja de estar sin previo aviso.

Dice Holden en El Guardián entre el centeno (a ver si os habéis creído que con el coronavirus me iba yo a olvidar de Holden) que no hay que contar nunca nada a nadie, porque en el momento en el que uno empieza a contar cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo. Y si ya escribes un texto en el que lo que estás contando es precisamente que estás echando de menos a todo el mundo, ya ni os digo. No me di cuenta. Uno nunca se da cuenta de lo mucho que va a echar de menos todo y a todos.

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