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San Pablo Ermitaño, de José de Ribera |
Segundo fin de semana del confinamiento. Para algunos que no tenemos la opción de teletrabajar, nada cambia realmente. Aún así,
en mi caso, tengo que decir que sigo con la moral intacta y que paso los días
bastante entretenido. Ayer decidí crear una playlist en Spotify que titulé "Encerrados pero alegres". Es abierta, así que puedes escucharla. En ella puedes encontrar desde Bruce Springsteen a Extremoduro pasando por Back Street Boys. Por supuesto, hay Lori Meyers y hay Ferreiro. También hay alguna banda sonora (os podéis imaginar cuál no falta). Es una mezcla bastante bizarra, pero es que todo lo que está ocurriendo es muy bizarro. Espero que os guste. Al confinamiento, y a la vida en general, se sobrevive gracias, entre otras cosas, a la música.
Cuando alguien me dice que ya se ha empezado a agobiar, trato
de hacerle ver que lo que hay que hacer es pensar siempre en el próximo rato, y
no en el día entero. Y ni mucho menos pensar en semanas, eso no hay que hacerlo
ni loco. Hace tiempo escribí un texto que se titulaba "La siguiente farola".
Estaba centrado en los corredores, pero se puede aplicar perfectamente a este
momento. Cuando salgo a correr hay días que me siento muy bien y no tengo
ningún problema. Pero hay otros días que me encuentro fatal y no me siento
capaz. Esos días en los que no siento que no puedo, me voy fijando en la
siguiente farola. Y me voy diciendo "hasta ahí, puedes". Y puedo. Y
entonces me doy cuenta de que, aunque creas que ya no puedes más, siempre
puedes un poquito más.
Escucho mucha radio estos días. No podría sobrevivir a este
confinamiento sin la radio. Os la recomiendo a todos. La tele la
ves, la radio te hace compañía. Y creo que necesitamos que nos hagan compañía. Hago mención especial a Paco González y su equipo de Tiempo de Juego.
Suelo decir que, para mí, es uno más de los varios grupos de amigos que tengo
la suerte de tener. Si a alguien le extraña que considere como amigos a unos
que hablan por la radio les haré una pregunta: ¿los amigos no te hacen reír y te acompañan cuando estás jodido? Pues a mí ellos me han hecho reír en épocas de mi vida en
las que estuve jodido. Y ahora lo están volviendo a hacer. Es lo que yo le pido a los
amigos.
Estoy aprovechando para ver series. He terminado Mindhunter,
que me ha gustado bastante. Es sobre crímenes y asesinos en serie, todo basado
en caso reales. Terminé hace poco Lovesick, de la que no había oído hablar y me
recomendó una amiga, y me encantó. Es una serie escocesa y se ve muy bien. Son
tres temporadas con pocos capítulos y cada uno dura unos veinte minutos. ¿Tema?
Comedia con amigo ligoncete, amigo enamoradizo y chica. Te ríes y la historia
está muy bien. He empezado en Netflix Los asesinatos del Valhalla, islandesa, sobre
asesinatos en serie, que me está gustando. Y menudos paisajes. Ah, por si
alguien no la ha visto, recomiendo una que me dijo mi padre y que a Oli y a mí
nos encantó: Derry Girls, en Netflix. Es genial.
Cada vez que en una serie salen a la calle, se abrazan, o se
besan, empiezo a lanzar improperios desde el sofá de casa: "¡Pero qué haces
inconsciente! ¡Que te han dicho que te vayas a casa! ¡Cretino!" Por suerte, esto
que me pasaba los primeros días veo que le está ocurriendo a más gente cuando
ven series y películas y ya no me siento tan chiflado. Aunque lo esté, que lo estoy, pero no por esto.
Viendo una peli, hay un momento en el que Oli pone el
volumen en el número quince. La situación dura unos veinte segundos que se me
hacen muy largos. No puedo tener el volumen en números impares. Ni en la tele, ni
en las radios, ni en nada. No soporto los números impares. Las escaleras con
escalones impares me dan muchísima rabia. Pero mi número talismán es el siete. Vivir
con contradicciones.
La tarde del sábado Oli sale a comprar. Me tumbo en el sofá.
Me despierta de la siesta un coche pitando. Ya me asomo y veo
a gente en las ventanas increpándole y pidiéndole silencio. Pero me fijo y veo
a dos mendigos pegándose. Y entiendo que el del coche pitaba para llamar la
atención a la gente. Al final el del coche se va. Desde mi ventana veo que un
mendigo tiene atrapado al otro y no sé si le está asfixiando o qué, pero me
pongo muy nervioso y hasta pienso en bajar. Llamo a la poli, y tardan mucho en
cogérmelo. Dos o tres minutos en los que observo como el mendigo sigue teniendo
atrapado al otro y cada vez me pongo más nervioso. Justo cuando me responden, veo
que llegan tres coches de policía. Quizá el del coche ya había llamado. O quizá
los trabajadores del Aldi que está delante. Me quedo un rato mirando. Tengo que
reconocer que aunque sea una situación triste la sigo como un gran
acontecimiento porque es lo más interesante que ocurre a mi alrededor desde
hace días.
Cada día, cuando salimos a aplaudir a la ventana, se repite
lo mismo. Oli no se asoma mucho porque tiene vértigo hacia abajo y yo no me
asomo mucho porque tengo vértigo hacia arriba. Vaya cuadro. Supongo que el amor es eso, saber
encajar los miedos del uno y del otro.
Ayer vi por fin Alta Fidelidad. Después de El Guardián entre el centeno, es mi libro preferido. No había visto la peli hasta ayer. Supongo
que de manera inconsciente, lo evitaba por si no estaba a la altura del libro
de Nick Hornby. Pero sí lo está, sí lo está. Me encantó, y John Cusack es un
perfecto Rob Fleming.
Espero que estéis todos bien. Y espero también de verdad que no os estéis quedando en pijama todos los días. Eso no se puede hacer. Yo cada día me levanto, me afeito, me ducho y me pongo mis vaqueros y mi camiseta. Nada de abandonarse. El único drama que tengo es mi pelo, que me lo tenía que haber cortado hace un mes, lo fui dejando y no quiero saber cómo voy a acabar el confinamiento.
Cuidaros mucho, y cuidad.
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