Al ver las imágenes de las cacerolas en unos barrios y las
colas del hambre en otros, me vinieron a la cabeza unas palabras de Holden
Caulfield en El Guardián entre el centeno. Un profesor le dice que la vida es
una partida y Holden piensa que "de partida un cuerno. Menuda partida. Si
te toca del lado de los que cortan el bacalao, desde luego que es una partida. Pero
si te toca del otro lado, no veo dónde está la partida. En ninguna parte. Lo
que es de partida, nada".
En un paseo, escucho a una adolescente decirle a sus amigas "no
os conté mi bochorno en Pachá", y luego dijo algo de una cachimba. Supongo
que el bochorno era ese, estar en un sitio como Pachá y sentarte en un sofá a
fumar cachimba, digo yo.
Algunas noches, tarde, desde el sofá, veo pasar el 149 por
mi calle y me da mucha pena. Lo peor es que no puedo explicar bien por qué me
pasa. Creo que a veces algo te da mucha pena y por mucho que te esfuerces no
sabes el motivo y es mejor dejarlo así.
Un buen amigo tiene una historia bonita de amor con una
chica. Ella ha estado viviendo en el extranjero durante los últimos tiempos. Por
fin, pudo volver a España hace poco. Y justo en ese momento empezó el
coronavirus. Viven en distintas provincias, así que llevan sin poder verse todos estos meses. Pienso en todas las historias de amor que comenzaban y que se han
visto paradas temporalmente.
En una entrevista en El País, Yolanda Díaz, Ministra de
Trabajo, hace hincapié en la importancia de las relaciones personales a la hora
de lograr acuerdos. Me gusta mucho que lo diga porque es algo con lo
que yo tengo una buena pedrada. Si tú te llevas bien con alguien, es más
fácil que puedas entenderte con él aunque penséis distinto. Siempre he oído que
en la Transición había buenas relaciones personales y que eso ayudó mucho a que
se consiguiese todo lo que se consiguió. Durante los últimos años yo decía
mucho medio en broma medio en serio que si Rajoy y Mas se hubieran ido de cañas en su momento no hubiera pasado nada de lo que pasó.
Relacionado con esto, se me ocurrió una idea que quizá os
parezca una locura, a ver. Al ver las imágenes de personas protestando delante
de la casa de Pablo Iglesias y de Irene Montero, pensé que sería un auténtico
golpe de efecto que saliese Iglesias y invitase a uno o dos de los que estaban
ahí a pasar a su casa a tomar un café o una cerveza. Yo siempre tengo en mente a Mandela. Y
Mandela se metía en el bolsillo a sus enemigos por gestos así. Personas que
querían ver muerto a Mandela se rendían a él después de pasar un rato en su compañía.
A mí me fascinan los que piden libertad y aseguran estar
oprimidos en plena calle, sean de la ideología que sean. Sin embargo, tienen
talento. Quiero decir que consiguen que haya gente que les crea. Yo salgo con
Oli y mis amigos a la calle y nos ponemos a decir que estamos oprimidos y es
que creo que nos mandan confinados a casa un año por el ridículo espantoso que
haríamos. Lo que pasa es que hay que creerse que de verdad estás oprimido, y
eso a mí no me pasa. No en la España de 2020.
Salinger montó un pollo de mucho cuidado por una coma. Lo
contó el editor de The New Yorker William Maxwell en una entrevista. En el
momento de ir a ser imprimido, un corrector le dijo a Maxwell que pensaba que
en una frase de un relato debía haber una coma. Maxwell intentó ponerse en
contacto sin éxito con Salinger y apoyó la decisión de colocar la coma. Cuando
Salinger leyó el relato y se encontró con la coma entró en cólera y armó un
gran escándalo. Yo lo entiendo. Si yo no he puesto una coma ahí, no vayas tú y
me la pongas. Los detalles son importantes, siempre.
Esta semana y la anterior son las semanas en las que se
tenía que haber visto un rebrote muy grave del coronavirus. Todo esto según los
que se pasaron los días acusando a los españoles de "irresponsables".
Resulta que los datos no han demostrado nada de eso que decían los amigos del #todomal.
La evolución sigue siendo buena. Aún así, cada día, tienes que leer comentarios
del tipo "así no saldremos nunca" porque hay gente que es
irreductible a la realidad. Son gente que a las once de la noche te dicen que no es de noche, que es de día, que cómo no puedes ver el sol.
Oli cuida de mí. Cuando salimos a pasear estos días intenta
que antes de las nueve estemos en casa para que no me cruce con ninguno de los
de las cacerolas. Y si estamos en casa, un poco antes de las nueve me manda a
hacer la cena para que esté distraído y no escuche el ruido de la calle. Un poco como Good bye Lenin, que no se entere el pobre de la que hay liada ahí fuera.
Leo en una entrevista a Javier Solana, presidente del Patronato del Museo del
Prado, asegurar que para la reapertura del museo hay que "preparar al
personal" y que el plan es "bastante prolijo y complicado". Y al
leer esto, me viene a la cabeza de repente que "Prolijo y Complicado"
sería un maravilloso nombre de grupo indie. A veces me vienen cosas así a la
cabeza.
Estoy muy enganchado a la serie Baron Noir. La primera vez
que oí hablar de ella fue a Errejón. Después, he sabido que mis padres también
la han visto. Es una maravilla. Cada capítulo te impresiona de alguna manera. Es
francesa y trata sobre intrigas políticas en el partido socialista francés. Hay
un tío ahí, el protagonista, que se pasa la vida conspirando, es agotador, no
para nunca. He leído que ha sido la serie preferida de algunos políticos
durante el confinamiento, Pedro Sánchez incluido.
El gobierno de Holanda recomienda a los solteros buscar un compañero sexual para pasar el confinamiento. A mí me parece un poco lío esto porque no sé cuál es el nivel de confianza para ir y decirle a alguien si quiere ser tu compañero sexual para el confinamiento. ¿Y es sólo para el confinamiento? ¿O puede seguir después? También hablan de un compañero
para dar abrazos. Yo supongo que los holandeses y holandesas se pondrán como
locos a buscar compañeros de abrazos, estoy convencido.
Descubro una canción de esas que te alegra el día aunque tú
no quieras que una canción te alegre el día, que son quizá las canciones más necesarias de todas. Como esas personas que te pillan enfurruñado y te saben sacar de ahí. Se titula Con mi voz y
es del grupo Mäbu. Hay un momento de la canción en el que incluso me río cada
vez que lo escucho porque la cantante hace cosas graciosas con la voz. Además, tiene
una frase que me gusta mucho y me gustan las frases que son latigazos en mitad
de canciones alegres. La frase es "no puedo darle todo a quién no quiera".
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